28 noviembre 2011. La falta de control en la publicidad de los nuevos productos fortificados para niños podría generar desinformación y propiciar un entorno de desnutrición al grado de incluso socavar la lactancia materna, advirtieron representantes de América Latina y África durante la Reunión de Nutrición del Codex (organismo de las Naciones Unidas que determina los estándares internacionales para los alimentos), recién celebrada en Frankfurt, Alemania, el 18 de noviembre pasado. Sin embargo, los representantes de México tuvieron una posición contraria a favor de las empresas.
Representantes de Brasil, Nigeria, Chile, Nicaragua, Costa Rica, Bolivia, Zimbabwe, Botswana, Gambia, Togo, Camerún y Sudáfrica solicitaron el establecimiento de lineamientos estrictos en la publicidad de dichos productos. Si bien Estados Unidos de América y la Unión Europea se opusieron a tal propuesta, finalmente accedieron parcialmente al interceder la Organización Mundial de la Salud.
No obstante, las polémicas en esta reunión fueron intensas debido a la numerosa presencia de representantes de la industria alimentaria. El 40% de los 268 delegados representaban a dicha industria, 59 asistieron como miembros de Organizaciones No Gubernamentales Ligadas a la Industria (BINGOS) y otros 49 como parte de representaciones gubernamentales, incluso dirigiendo a éstas.
Por ejemplo, como lo señalan los expertos del IBFAN (Red de Acción Internacional para la Alimentación Infantil) la delegación de México, que intervino activamente a favor de la industria, estuvo integrada completamente por miembros de ese sector. Por su parte, en la delegación estadounidense participaron empresas como Mead Jonson, Abbott, Kelloggs y Coca-Cola. La anfitriona Alemania tuvo a 12 de sus 15 delegados con industriales como Milupa (Danone), Nestlé, Coca Cola, Kraft y otros.
La desnutrición como negocio
Expertos del IBFAN (Red de Acción Internacional para la Alimentación Infantil) sugirieron que mientras continúa la crisis económica de Estados Unidos y la Unión Europea, el nuevo “negocio de la desnutrición”-con un potencial de ganancias multimillonarias por las exportaciones a los países menos desarrollados- puede desatar una agresiva mercadotecnia que, en lugar de mejorar la salud infantil, conduzca a una doble carga de mala nutrición, tanto desnutrición como sobrepeso, mientras la economía de las familias de desploma.
Joyce Chanetsa, la Coordinadora Regional del IBFAN para África y Directora del Grupo de Expertos del Codex Africano: “Aceptamos que estos productos pueden proveer de nutrientes importantes cuando son utilizados en ciertas situaciones, pero si son promovidos como una solución rápida mágica en el mercado, como algo que va a terminar rápidamente con la desnutrición, los padres de familia harán todo lo posible por adquirirlos, por muy caros e innecesarios que puedan ser. Una vez que los programas dirigidos por el mercado rebasan otras intervenciones humanitarias y de desarrollo, las causas de raíz y subyacentes de la pobreza y desnutrición se olvidan”.
Como respuesta a la oposición de los EE UU y la UE a las resoluciones por considerar que nos son vinculantes, la OMS clarificó que efectivamente era apropiado citar las resoluciones: “Mientras que las Resoluciones de la Asamblea Mundial de la Salud no son jurídicamente vinculantes, no quiere decir que las Resoluciones son solo papel y desprovistas de efecto. [Ellas] constituyen la práctica internacional y un lenguaje consensuado que también es usado en otros foros internacionales, por ejemplo son usadas habitualmente en las litigaciones de la WTO.”
Aunque las delegaciones estadounidense y europea aceptaron la sugerencia de Brasil de incluir una referencia a las Estrategias Globales para la Alimentación de Infantes y Niños Pequeños (OMS, 2001), rechazaron más resoluciones. Si bien algunos lineamientos mejoraron en relación a la seguridad alimentaria y la calidad de los productos, invariablemente, como es usual en el Codex, los puntos de vista de los países exportadores tuvieron mayor peso.
Así, no fue posible resolver ni alcanzar acuerdos en aspectos relacionados con la comercialización. Por ejemplo, si los productos fortificados pueden compartir el mismo nombre que el no fortificado, si deben tener una leyenda recomendando mantener la lactancia materna o si se pueden publicitar.
Aún así, una propuesta impulsada por la semi empresarial Alianza Global para Mejorar la Nutrición (GAIN), que pretendía permitir todo tipo de leyendas promocionales, no fue tomada en cuenta. GAIN es una asociación público-privada que trabaja con más de 600 empresas (incluyendo Danone -la segunda empresa más grande de alimentos para bebé-, PepsiCo, Mars y Kraft), y promueve acercamientos de mercadeo para supuestamente “prevenir la desnutrición”. La delegación estadounidense al principio apoyó la propuesta de GAIN pero después sugirió que el Codex explore cómo los productos pueden declarar sus propósitos sin que esto “simplemente sea visto como una promoción”.
El IBFAN y la IACFO (Asociación Internacional de Consumidores en Alimentos) retomaron este punto destacando el riesgo de las leyendas promocionales, especialmente cuando este tipo de productos comparten marca con sucedáneos de leche materna; estimaron que existen muchas formas de presentar la información nutricional para resaltar el propósito del producto y cuál es su uso apropiado. GAIN reconoció que se han utilizado en forma inadecuada leyendas promocionales en otros productos, pero enfocó su demanda de nuevas leyendas en que garanticen la competitividad comercial.
“La posición de la representación mexicana es muy preocupante tomando el cuenta el grave problema de nutrición que se vive en el país. Gran parte de estos productos ‘fortificados’ contienen altas cantidades de azúcar. Pero no extraña la postura, ya que este gobierno ha venido olvidando la regulación para evitar el mercadeo de los sucedáneos de la leche materna y la promoción de la lactancia materna”, señaló Alejandro Calvillo, nuestro director de El Poder del Consumidor.
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